La aparición del dinero fue uno de los mayores avances de la civilización humana. Como muchos inventos, surgió de una necesidad universal. El trueque, que fue la primera forma de comercio, empezó a volverse tedioso y complicado con el paso del tiempo.
¿Cómo saber cuánta lana valía una jarra de vino? Además de la estimación de valores, otros factores, como la expansión del comercio más allá de las fronteras, dejaron el trueque en desuso.
La transición del trueque al dinero
3.000 a.C.: Dinero mercancía
En este periodo, el concepto de dinero consistía en cualquier objeto que se considerara valioso. Entre las primeras formas de dinero mercancía se encontraban las conchas, la sal, las especias y las pieles, por nombrar sólo algunas.
Las conchas se utilizaron como moneda durante miles de años en gran parte de África, el Océano Índico y Oceanía. Las conchas de cauri se utilizaban como medio de pago en la India, Oriente Próximo y China, y siguieron circulando en tiempos históricos en gran parte de Asia, África y las islas del Pacífico, en una zona que va de Nigeria a Siam y de Sudán a las Nuevas Hébridas.
El cacao era la moneda de cambio en la América precolombina y en los primeros años de la colonización. Estas semillas de cacao utilizadas como moneda dieron lugar a fraudes basados en vaciar, con sumo cuidado, el interior de la semilla para rellenarla de arena.
La escasez de especias en Europa las convirtió en un elemento de intercambio antes de la Edad Media. Las especias de Oriente eran muy apreciadas por su escasez y sus variadas aplicaciones, lo que las convertía en un valioso instrumento de intercambio. La ruta de las especias dio lugar a grandes descubrimientos durante el Renacimiento.
600 a.C.: El León lidio
Las primeras monedas conocidas se acuñaron en Lidia, la actual Turquía, en el siglo VII a.C., y estaban hechas de una electroaleación natural de oro y plata, ya que para todos los pueblos el oro era el metal más valioso, seguido de la plata, patrón que se trasladó a la fabricación de dinero.
Creso, el último rey de Lidia, fue el primer gobernante que acuñó monedas de oro y plata puros. Las monedas conservaban el sello unilateral, que mostraba un león y una cabra. Al este de Lidia, las ciudades griegas, así como el Imperio persa, decidieron utilizar esta nueva técnica de acuñación.
A lo lejos, en Roma, se utilizan como moneda piezas de bronce sin tallar ni trabajar. Su valor se mide en términos de ganado, la palabra “pecunia” en lengua romana deriva de la palabra “pecus” (ganado).
Siglo IV a.C: Financieros romanos y griegos
En este periodo, Grecia había desarrollado actividades bancarias sofisticadas y variadas, mucho más que cualquier sociedad precedente. Templos, organismos públicos y empresarios privados comienzan a realizar transacciones financieras: cambio de moneda, depósitos, préstamos y comprobación de monedas (pureza y peso).
Algunos prestamistas comienzan a aceptar pagos en una ciudad para la disposición del crédito en otra distinta a la del pago, de modo que el comprador no tuviera que transportar grandes cantidades de monedas.
Roma decide adoptar los métodos y prácticas bancarias de Grecia. Durante el siglo II d.C., las deudas pueden saldarse pagando la suma a un banco, por lo que los notarios públicos registran esas transacciones.
618 – 907 d.C.: El primer papel moneda
El papel moneda tiene su origen en China y no habría sido posible sin una serie de inventos previos (papel, tinta e imprenta grabada) y una intensa actividad comercial. Entre los años 618 y 907 d.C., bajo la dinastía Tang, el comercio con Occidente a través de la Ruta de la Seda se intensificó gracias a la mejora de la seguridad vial y a una reforma financiera que incluiría un instrumento de cambio realmente eficaz que permitiera el movimiento de grandes cantidades de dinero sin tener que transportar grandes cargas de metal.
El uso del papel moneda se extendió por todo el país durante el año 812 d.C. debido a la escasez de cobre, metal en el que se acuñaban las monedas. Los particulares emitían una especie de pagaré, entendido como depósito de monedas. Éste era sustituido por monedas y podía utilizarse para pagar, ya que estaba oficialmente avalado por la dinastía.
En China, la tentación de falsificar este papel moneda se hizo rápidamente irresistible a pesar de que esta acción se consideraba un delito grave castigado con la muerte.
Marco Polo fue uno de los primeros europeos en informar sobre un invento que se convertiría en fundamental para la economía, el papel moneda. Dedicó un capítulo entero de su Libro de las Maravillas a describir este ingenioso invento.
Aunque Marco Polo describió este sistema en el siglo XIII y lo relacionó con la prosperidad comercial, pasarían unos 300 años antes de que se encontrara algo similar en el Viejo Continente.
1661-1821: Billetes de banco
El primer papel moneda de Europa apareció en el continente en 1661. Los imprimió el cambista Johan Palmstruch, director del Banco de Estocolmo.
Los billetes o Kreditivsedlar -como se denominaban al papel de crédito- eran emitidos por el banco en cualquier momento y podían canjearse por monedas de oro y plata. Estos primitivos billetes surgieron de la necesidad del Banco de Estocolmo de poder financiar préstamos, ya que éstos tenían una duración mayor que los depósitos -lo que hacía que los depositantes no siempre tuvieran dinero para retirar cuando quisieran-. Con estos billetes se encontró una solución al problema.
Estos billetes tuvieron mucho éxito, pero el banco empezó a prestar sin las garantías necesarias, lo que le llevó a la quiebra en 1668.
Le seguiría el Banco de Inglaterra en 1694, que también nació con el objetivo de ofrecer líneas de crédito al Gobierno para financiar la guerra contra Francia. Además, aunque fue creado como entidad privada, el Banco de Inglaterra recibió autorización gubernamental para emitir billetes respaldados por el oro que tenía en reservas (un privilegio que no tenía ningún otro banco).
Durante el siglo XVIII, la emisión de billetes con respaldo metálico se generalizó en todos los países europeos: en Francia, John Law introdujo el billete respaldado por el oro del Estado; en Italia, el Tesoro Real de Turín fue el primero en emitir billetes en 1746, con el objetivo de facilitar el comercio público.
En España, los primeros billetes no aparecieron hasta el reinado de Carlos III, en 1780. Con el tiempo, el uso del papel moneda se generalizó en todo el mundo: la expansión de los imperios y el capitalismo fueron elementos clave; la globalización lo aceleró.
Sin embargo, existen diferencias entre el modelo original chino y el del viejo continente a partir del siglo XVIII. Si en China el papel moneda era fiduciario, es decir, no se basaba en el valor de los metales preciosos sino en la creencia general de que ese dinero tenía valor, no ocurría lo mismo en Europa. La expansión del papel moneda coincidió con el nacimiento de los patrones monetarios en su faceta moderna, al estar respaldados por algún metal precioso: oro, plata o patrones bimetálicos.
Origen del dólar estadounidense

En 1751, Benjamin Franklin viajó a Londres para pedir a los miembros del Parlamento inglés que permitieran a sus colonias americanas imprimir moneda, de modo que pudieran dejar de depender de envíos de libras esterlinas que llegaban tarde, mal o nunca. La petición de Franklin fue diplomáticamente escuchada, antes de ser crudamente denegada.
La necesidad de una nueva moneda fue percibida por Alexander Hamilton, Secretario del Tesoro en el gobierno de George Washington, quien propuso y logró que Estados Unidos -con un decreto legal firmado el 4 de abril de 1792- adoptara como moneda propia el “Thaler”, una moneda española acuñada en lo que hoy es México, tras el descubrimiento de minas de plata en el lugar, que pronto comenzó a llamarse “dólar” bajo la fonética de la lengua inglesa. Esto se debió a la cercanía de territorios y a la facilidad para obtener estas monedas.
Este dólar fue prácticamente la moneda oficial del nuevo país hasta 1857, cuando se prohibió su uso. Por supuesto, el nombre de la nueva moneda oficial de Estados Unidos no sería otro que el dólar estadounidense.
El dólar de plata sobrevivió hasta principios del siglo XX. El 1 de marzo de 1900, el presidente William MacKinley -que había declarado la guerra a España- decretó oficialmente que a partir de ese día el valor del dólar dejaba de cotizarse en plata y comenzaba a hacerlo en oro.
Este precedente sirvió para que, poco antes del final de la II Guerra Mundial, los países vencedores reunidos en Bretton Woods decidieran que las futuras transacciones entre los países del mundo occidental se realizaran en dólares. En otras palabras, se aceptó internacionalmente el compromiso de hacer funcionar el patrón oro en todo su esplendor.
Origen del euro
La moneda se introdujo oficialmente el 1 de enero de 1999, cuando las monedas de los once países de la Unión que se adhirieron al plan de moneda única, la llamada eurozona, dejaron de existir como sistemas independientes: Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal y Reino Unido. Grecia se incorporó el 1 de enero de 2001. Sin embargo, debido al periodo de fabricación necesario para los nuevos billetes y monedas, las antiguas monedas nacionales, a pesar de haber perdido su cotización oficial en el mercado de divisas, se mantuvieron como medio de pago hasta el 1 de enero de 2002, fecha en que fueron sustituidas por los billetes y monedas en euros. Tanto las monedas como los billetes tuvieron un periodo de coexistencia con las antiguas monedas nacionales hasta su retirada de la circulación. Este periodo de coexistencia tuvo calendarios diferentes en los países que adoptaron el euro.

Juan Perera es un inversor apasionado y experimentado que desea compartir mi conocimiento financiero para ayudar a las personas a ahorrar, invertir y manejar su dinero de manera mejor. Mi experiencia en el mercado me permite brindar consejos y estrategias valiosas para lograr metas financieras a largo plazo. Mi objetivo es educar y empoderar a las personas para que puedan tomar decisiones informadas sobre su dinero